22 de septiembre de 2016

Hoy se cumplen noventa y seis años de la muerte de Eduardo Talero.

Antiguos escritos históricos de la región cuentan la historia de un colombiano en el Neuquén. Eduardo Talero transitó escaños universitarios y muy joven obtuvo el título de abogado. Recorrió varios países de América, incluso Estados Unidos donde tuvo un cargo público.
Los viajes, el ejercicio del periodismo, su llegada a Neuquén y la construcción de una casona con una torre es un hito histórico de la ciudad. La emblemática Torre Talero, construida para resguardar el amor hacia una mujer, hoy está en un avanzado estado de deterioro.
Fue declarada por la ley 27.129 monumento histórico nacional. El municipio en 2008 convocó a la Universidad Nacional del Comahue para que diseñara un proyecto de recuperación de la casona. Proyecto que se terminó por la casa de altos estudios, pero lamentablemente nunca fue puesto en marcha por las autoridades municipales.
Talero a principios del siglo 20 obtiene su nacionalidad argentina y ya en Buenos Aires hace amistades en el ámbito periodístico y literario de la época del brazo de su esposa Ruth Reed. El gran amor de su vida y a quien toma como musa inspiradora de la edificación que se levanta en Neuquén capital. De esa unión matrimonial nace su único hijo, también llamado Eduardo.
Su llegada al país nace de sus vinculaciones sociales que permitieron que el cordobés Carlos Bouquet Roldán lo nombrara secretario de la gobernación territorial neuquina, en tiempos del presidente Roca. Talero se convertiría así en un personaje de nuestra historia local en aquella gobernación territorial entre 1903 y 1906 y qué en 1904 produjo la mudanza de la gobernación desde Chos Malal a la Confluencia.
El poeta colombiano que supo de la amistad de José Martí, de Rubén Darío, Antonio Plaza, Juan de Dios Restrepo, Enrique Gómez Carrillo. En nuestro país frecuentó importantes publicaciones periodísticas y a Carlos Guido Spano se enamora de esta región.
Transcurrieron años y así el papel con la tinta dieron paso a horas como la "Voz del Desierto" (1907). Prosa periodística que se mezclaba con textos burocráticos de un abogado que supo ser inspector y subdirector de justicia, concejal, vicepresidente municipal y hasta jefe de la policía territorial. A tanto había llegado su enamoramiento neuquino que casi entró en la exageración de sentimientos al expresar: "Roma desde San Pedro, París desde su torre Eiffel y Nueva York desde la mano derecha de su Libertad, no pasan de menguadas tolderías junto a este panorama de la cordillera neuqueniana, visto desde la cumbre del Domuyo". (Leyenda neuqueniana, 1907).
Otros títulos y volúmenes nacieron de su talento, como "Cascadas y Remansos", "Ecos de Ausencia", las poesías contenidas en "Troquel de Fuego" y también "Ecos de Ausencia". Cercana al Limay, su soberbia finca que fue "La Zagala" formó parte de esa vida tan especial, recordada muy especialmente con motivo del cincuentenario de la capital con una placa en céntrica calle: "A Eduardo Talero-Literato, poeta y escritor. Secretario de la Gobernación en la Fundación de Neuquén".
El autor de "Mi Torre" –que sobresale en su vivienda de "La Zagala" -mereció juicio de Gregorio Álvarez por su poesía: "expresión purista, aristocrática, elegante y vigorosa. Peregrino del Ideal, Señor de la Ensoñación y también poeta a lo Walt Whitman… Talero no ha sido todavía superado en la poesía neuquina". (El Neuquén, inspirador, 1952). Su lira –como decían los poetas antiguos- se extinguió en Buenos Aires, hace ochenta y cinco años, el 22 de setiembre de 1920.
 
La Torre Talero es un monumento histórico nacional que posee la ciudad.
Hoy de esa historia nos quedan los cimientos de la Zagala, una casa que ya debió ser restaurada y puesta en valor, algo que se viene demorando desde hace 15 años y sin resultados hasta el momento.
El edificio es una verdadera fortaleza, con sus torres de vigilancia y sus ventanales recortados que nada revelan hacia el exterior. Fue construida en 1906 por Talero y que se la encargó a un reconocido “constructor”, al que le exigió algunas condiciones arquitectónicas. La historia oficial cuenta que Talero necesitaba un lugar tranquilo y solitario para realizar su trabajo y meditar en el atardecer. Pero el imaginario popular relata que la casona “La Zagala”, tal como la bautizó su dueño, fue edificada para resguardar el secreto de un amor hacia una mujer. Y las historias se van sumando en este sentido dado que allí mismo nació el mito del fantasma de la mujer de blanco, que por las noches pena de amor por la chacra de Valentina Sur. La Torre Talero se convirtió en un emblema de la historia y la identidad de la ciudad capital que hoy está en manos del abandono.
Oculta entre antiguas arboledas es un compendio de promesas para restaurarla. En 2008 se dio a conocer un proyecto de extensión de la Universidad Nacional del Comahue para lograr su restauración. La propuesta fue realizada por los integrantes del Centro Experimental de la Vivienda y Equipamiento Urbano y alumnos del departamento Construcciones de la Facultad de Ingeniería. El propósito del trabajo académico es recuperar la casona para el fomento de actividades culturales, recreativas y turísticas que potenciarán un sector con poco desarrollo urbano. Desde 1981 las instalaciones, son parte del patrimonio municipal y a pesar de los esfuerzos de la UNCo realizando el estudio como firmando el convenio con el municipio, poco ha sido el avance.

 

 

 

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