21 de marzo de 2016

La Universidad Nacional del Comahue a 40 años del golpe de 1976.

Doctora Beatriz Gentile, docente, investigadora.
Decana Facultad de Humanidades – Universidad Nacional del Comahue.
 
El proceso de desmantelamiento de la Universidad Nacional del Comahue comenzó antes del golpe del 24 de marzo de 1976. Ya en 1974, con la gestión del interventor Remus Tetu -designado por el entonces ministro de Educación Oscar Ivanisevich durante la presidencia de Isabel Perón- la invalidación del estado de derecho y su reemplazo por la ilegalidad manifiesta del estado terrorista se hicieron presentes.
Remus Tetu fue designado en forma simultánea, interventor de la UNCo y la Universidad del Sur. Perteneciente a la agrupación “Guardia de Hierro” y consustanciado con un ideario anticomunista propio una derecha radical, este oscuro personaje llevó a cabo la tarea de “depurar” la Universidad de todo vestigio que se considerara perturbador para el orden público y acabar con el clima de transformación académica y social que la universidad había emprendido en los años 70’.
La primera tarea fue aplicar una profilaxis política-académica, cesanteando a docentes y no docentes. Se anularon los planes de estudios vigentes y se impusieron contenidos que respondían centralmente a los principios ideológicos sustentados por la Doctrina de la Seguridad Nacional, eliminando todo tipo de orientación considerada subversiva. En esa misma sintonía, Tetu ordenó que el nombre del aula Magna de la Universidad Nacional del Comahue que hasta ese momento llevaba el nombre de Salvador Allende, fuera suplantado por el de Francisco Moreno. La frase con la que sarcásticamente el interventor justificó dicha acción fue “…los muertos siempre son buenos…” en una clara alusión al fallecido presidente chileno.
En cuanto a la población estudiantil, la gestión impuso el examen de ingreso basado en un tríptico de materias, la obtención de un certificado de buena conducta otorgado por la policía federal y el disciplinamiento en cuanto a la vestimenta y presentación personal de los alumnos. Más tarde con la instalación de la Dictadura en el 76’, se impondría el ARANCELAMIENTO a los estudios universitarios. La matrícula total de la Universidad pasó de 1.127 alumnos en 1976 a 422 alumnos en 1978.
Durante la intervención de Tetu fue asesinado en la Universidad del Sur, el estudiante David Cirihuello, su asesinato ocurrió mientras esperaba ser atendido en la administración de la universidad. En la UNCo, la Policía Federal detuvo a la alumna María del Pilar Sánchez Cuesta, quien fuera además expulsada por “haber sido sorprendida dentro de la universidad distribuyendo panfletos…” según expresaba el mismo interventor. En la misma línea, el alumno estadounidense Jeffrey Kingsford fue expulsado por desarrollar “actividades ilegales con implicancias subversivas en el ámbito de la casa”.
A partir de 1976, fue designado el Coronel Osvaldo Feijoo como delegado interventor de la UNCo. Rápidamente ordenó en un comunicado que “que quedaba
prohibida toda actividad de Centros de Estudiantes…la Universidad debía implementar la participación y entender que esta palabra no significaba activismo político.
 
A las cesantías realizadas por la gestión anterior, se sumaron otras. Más de 200 trabajadores docentes y no docentes fueron expulsados de sus trabajos sin causa alguna. A esto se sumó que muchos de ellos no pudieron trabajar en ninguna otra institución educativa de la región por directa prohibición de las autoridades militares.
La noche del 14 de junio de 1976 se realizó en la zona el llamado “Operativo Cutral Co, durante el mismo se produjo la detención de varios estudiantes, docentes, no docentes y dirigentes gremiales, algunos de los cuales todavía permanecen desaparecidos. En este operativo fue secuestrada la estudiante de Servicio Social Arlene Seguel, de 21 años junto a su hermana Dora.
El número de víctimas de la represión ilegal vinculadas al ámbito universitario es difícil aún de determinar. Gracias al trabajo de recuperación histórica realizado por trabajadores de la universidad, hace unos años se inauguró una placa conmemorativa en el aula magna donde se mencionan estudiantes, docentes y no docentes perseguidos/desparecidos bajo el terrorismo.
ESTUDIANTES Oscar “Cabezón” Humberto Andrada Juan Carlos “Negrito” Castillo Oscar Hodola Javier Seminario Lilian "Lili" Giménez Héctor Campos Arlene Seguel Mirta Tronelli
Cecilia Vecchi Alicia Pifarré DOCENTES
Luis Frum Susana Mujica NO DOCENTES
Graciela Hernández Mónica Morán Ricardo Alfredo Raby Rodolfo “Fito” Mario Teberna Miguel Ángel “Mariano” Tierno
A 40 años, el imperativo político que nos urge es evitar que las condiciones que hicieron posible la instalación del terrorismo de Estado en la Argentina, no vuelvan a repetirse.

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