Hoy, al mediodía, en el Aula Magna “Salvador Allende” de la Universidad Nacional del Comahue se realizó el cierre del Foro por una nueva independencia Capítulo Patagonia Norte y donde se leyeron las conclusiones de las comisiones. Las mismas pueden descargarse haciendo click aquí.
El acto fue presidido por el Rector de la UNCo, Lic. Gustavo Crisafulli; la Decana de la Facultad de Humanidades, Beatriz Gentile; el Secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Ricardo Forster; el Director de Asuntos Académicos y Políticas Regionales, Francisco "Tete" Romero; y el Director Nacional de Pensamiento Nacional y Latinoamericano, Matías Bruera. Para descargar el audio del cierre hacer click aquí.
Previo a la finalización del encuentro, que se inició el pasado jueves 27 de noviembre, se desarrolló la Mesa Panel “Qué entendemos por cultura nacional desde la diversidad de las tradiciones políticas y culturales argentinas”. En ella, disertaron María de los Ángeles González, Ministra de Innovación y Cultura de Santa Fe; Juano Villafañe, Director artístico del Centro Cultural de la Cooperación; Marcelo Figueras, escritor; Gustavo López, Subsecretario General de la Presidencia.
En la charla se conversó sobre el proyecto de cultura que se necesita y cómo construirla con todos los actores de al sociedad; la importancia de tener memoria y recuperar los valores culturales preexistentes, actuales y pasados; y el profundizar una marca cultural argentina para transcender más allá de las fronteras propias del país.
Todos los panelistas coincidieron que en la década neoliberal del Menemismo “fue un proceso de desmantelamiento con un profundo proceso de exclusión”. “La batalla cultural que perdimos en la década de los 90 la tenemos que ganar en esta nueva etapa que se inició con el kirchnerismo, sin importar las diferencias. “Estamos en una etapa de naturalización de los derechos y de igualdad. El desafío es consolidar ese proceso”, sintetizó Gustavo López.
Cabe destacar que en el panel se celebró la inminente discusión por la Ley Federal de las Culturas y que tendrá una instancia de discusión y construcción con los artistas locales el próximo 10 de diciembre en la UNCo.
Para descargar el audio de la Mesa Panel “Qué entendemos por cultura nacional desde la diversidad de las tradiciones políticas y culturales argentinas”, hacer click aquí.
El cierre
“En 15 años en la Universidad Nacional del Comahue no tuvimos un evento de estas características. Un ejemplo de importante concurrencia fue el espectáculo de Alejandro Dolina. Un hecho de cultura de masas”, expresó la Decana de la Facultad de Humanidades, Beatriz Gentile. “Que en la universidad que nos pasen estas cosas me ponen muy contenta”, agregó.
El Rector Gustavo Crisafulli rescató el trabajo de toda la comunidad universitaria y la militancia del Ministerio de Cultura. A su vez, marcó como un hecho sumamente positivo la fraternidad que se vivió en los días en los que se desarrolló el Foro “que permitió el éxito de la Jornada”.
“Esto nos permitió sentarnos a pensar la Nación, a sentarnos a pensar colectivamente a nosotros mismos en un clima de sumo respeto, teniendo en cuenta las diferencias, las coincidencias y las disonancias”, expresó.
“Estamos cansados y refelices. Hicimos este segundo Foro con un sentimiento y un compromiso de la gente de Comahue con la pasión que le ponen. Para nosotros es muy significativo hacer estos debates en una universidad pública. La única estrategia de esta Secretaría es básicamente llevar la palabra y poder discutir amable y fraternalmente. La cultura no es más que eso, valores. Uno construye valores con la cultura. Me llevo el mejor recuerdo del debate en las mesas y me hubiesen gustado que esas discusiones se hubiesen difundido más de lo que se difundió. A pesar de las diferencias que aparecieron en las mesas, terminamos coincidiendo todos”, dijo el Director Nacional de Pensamiento Nacional y Latinoamericano, Matías Bruera.
“'Queremos hacerlo en la Universidad Nacional del Comahue' fue la primera expresión de Gustavo Crisafulli cuando se enteró que habíamos lanzado los Foros. Recorrió miles de kilómetros para difundir la actividad. Y, ante todo, un gran reconocimiento por la Militancia del rector y todo su equipo”, apuntó el Coordinador Nacional de la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Francisco "Tete" Romero.
“Estoy tremendamente orgulloso de estos días. Para mí, en particular, es mi primera experiencia como funcionario público y estaba cargado de prejuicios, de dudas y certezas sobre cómo hacer, de qué manera y si era posible hacerlo”, confesó el Secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Ricardo Forster. “Descubrí que es posible e imprescindible construir desde lo colectivo, que es posible transformar lo imposible de ser transformado. Cuando yo escuchaba a cada participante pude disfrutar de algo que es convicción de nuestra Secretaría que es: ser capaces de juntar lo diverso para debatir con franqueza, honestidad intelectual y con respeto. Cuando vi que eso sucedía, sentí 'tarea cumplida`”.
“Desde esta experiencia cultural, política, desde este encuentro, claramente apostamos a una política emancipatoria. Y una política emancipatoria, sin una cultura que se discuta asimisma, no tiene ningún sentido”, finalizó.
A continuación se pueden leer las conclusiones de las comisiones del Foro por una Nueva Independencia Capítulo Patagonia Norte.
Voces del capítulo Patagonia Norte
¿Cómo repensar la Argentina desde cada una de sus regiones? ¿Cómo imaginar una nueva independencia situando a nuestra Nación desde cada uno de ellas?. ¿Cuál será el rol de la región Patagonia Norte, el más amplio espacio de frontera que comunica el centro y extremo sur del país? ¿Cuáles con los desafíos y las encrucijadas de este territorio argentino que se recuesta entre la gran cordillera y el extenso litoral atlántico? ¿Cómo pensarnos y reinventarnos hacia el segundo bicentenario dejando atrás para siempre el mito fundante del desierto como matriz negadora ocultadora de culturas, justificadora del genocidio de la campaña militar que llevó su nombre y que todavía sigue operando como excusa obstáculo de aislamiento, como ocultador de la identidad de los pueblos indígenas?.
No fuimos ni somos desierto, pero tampoco sólo tierra-isla de extraordinarios recursos naturales, otra forma de definirnos como objetos, como pura naturaleza definida en términos mercantiles. Debemos y queremos pensarnos y asumirnos como sujetos sociales, culturales y políticos desde la diversidad que nos constituye.
Por eso, pensarnos Argentina desde la Patagonia Norte permite, en primer lugar, revelar las tensiones existentes con nuestra identidad y orígenes, con una historia de desigual apropiación de los recursos, con los discursos legitimadores de las violencias institucionales que fundaron e hicieron posible esos despojos.
Por eso, un nuevo punto de partida es el reconocimiento de esas violencias de origen: la cultural, la simbólica, la del discurso invisibilizador del desierto, y la material, la de la fuerza militar de un Estado gobernado por y para una oligarquía que reconfiguró el “desierto” en grandes latifundios.
Nos urge entonces pensar la Patagonia Norte y nuestra relación con lo nacional, desde la necesidad de una planificación de desarrollo estratégico, en la que el despliegue económico y su crecimiento tenga como horizonte de sentido el desarrollo humano de todos los norpatagónicos, nuestro desarrollo social y cultural, en la que el federalismo sea una reinvención política. Es decir, una nueva forma de hacer política a través de la cual ni nos pensemos como islas de riquezas que no necesitamos de una Nación que nos viene a despojar de nuestros recursos, ni dejemos de plantear y hacer las tareas que posibiliten construir tanto un proyecto de desarrollo integral de la Patagonia Norte, como proponer y aportar un federalismo integrador tendido hacia un común sentir nacional, así como también desde la federalización de las políticas públicas nacionales. Porque sin esa planificación del desarrollo integral y estratégico, sin revisar nuestro modelo de desarrollo regional y su dimensión social y cultural las más de las veces ausentes, las discusiones sobre cómo explotar los recursos naturales, sobre cómo preservar nuestro medio ambiente, se convierten en miradas reduccionistas que nos alejan tanto de las posibles soluciones como de los encuentros que propicien su comprensión profunda.
Desde esta perspectiva, entonces, plantearnos la soberanía energética, la seguridad energética y el autoabastecimiento, adquiere un sentido diferente. Porque si la soberanía es la capacidad de un pueblo de decidir sobre su propio destino, los interrogantes de para quiénes y entre quiénes construir soberanía encuentran en las narrativas emancipadoras, en las tareas culturales de emancipación el campo de disputa clave, político y cultural, para enfrentar los desafíos de un desarrollo integral.
Necesitamos quebrar el ciclo de sometimiento a la suerte del empresariado del capitalismo globalizado que ahondó las desigualdades sociales y regionales. Por ello hay que ampliar el debate por la apropiación de la renta petrolera para así favorecer la soberanía energética que hará a la reafirmación de nuestra comunidad nacional. La soberanía también se define en discutir la apropiación personalizada y comunitaria de la tierra habitable y productiva.
Las Universidades Nacionales de nuestra Patagonia tienen, en tal sentido, un rol fundamental que cumplir, en su misión de estudio, investigación y puesta en práctica de experiencias de desarrollo local y regional en articulación con los actores y espacios sociales y productivos y de los estados provinciales y municipales. Proponemos, por consiguiente, una red de universidades patagónicas, con un banco de datos de tales experiencias, así como también una incubadora de proyectos.
“Somos parte de la tierra, no dueños”, dicen nuestras voces mapuches. Y lo pone en escena en un monólogo teatral Luisa Calcumil. No nos alambraron el pensamiento. Persistimos. Estamos. Las diferencias culturales no nos tienen que separar sino que deben propiciar encuentros.
Es esa identidad profunda la que brota, que se rebela contra las estructuras que dominan y aprisionan, que construyen categorías descalificadoras y reduccionistas. Es esa voz originaria que se eleva clara para presentar su verdad, su modo de entender el mundo.
Es la diferencia lo que nos enriquece, nos oxigena, nos llena de vida, nos hace crecer.
No queremos que trabajen para nosotros sino con nosotros nos dicen esas voces. Y si la educación es un campo de constitución de subjetividades, la escuela que fue sojuzgadora de esas diferencias e identidades puede y debe ser espacio de reparación histórica y cultural y de restauración de sentido para la creación de diálogos interculturales que enriquezcan nuestras vidas individuales y sociales.
Ha llegado el momento de apropiarnos de esas pluralidades, de afirmarnos afianzarnos como una nación que nos contiene con esas tensiones, necesarias, históricas, condición de posibilidad para la profundización democrática.
Se requiere un Estado emprendedor y mejor provisto en capacidades. Su presencia es fundamental para saber responder a las pasadas y presentes multiplicidad de demandas. Se reafirma la urgencia de continuar y profundizar las tareas de construcción del Estado Reparador de los daños del pasado y las desigualdades del presente con los pueblos indígenas y los sujetos sociales que aún continúan siendo vulnerados en sus derechos.
Resulta fundamental sostener políticas públicas de promoción de los derechos humanos, concebidos de forma integral. Porque si bien es cierto que existen importantes avances, no es menos cierto las deudas y asignaturas pendientes que todavía nos quedan. Porque existe violencia institucional, criminalización de la pobreza, y particularmente de los jóvenes pobres y es indispensable revisar en profundidad la situación en las cárceles. Porque es crucial que las conquistas plasmadas en una legislación de avanzada en materia de derechos humanos y de reconocimiento de nuestras diversidades, se plasme en políticas públicas que las conviertan en realidades plenas, en la elaboración de nuevas matrices culturales y educativas que se constituyan en sus condiciones simbólicas de posibilidad.
En materia de políticas culturales, proponemos articular la autogestión con las políticas públicas, produciendo así encadenamientos que faciliten la visibilidad de la producción, apoyándose a su vez en los espacios promovidos por los medios públicos, alternativos o socio educativos.
Sobre el particular se considera esencial la participación activa en el proceso de debate y conformación de la ley federal de la culturas, defendiendo en ese espacio la protección y promoción tanto de los bienes culturales tangibles como los intagibles y los derechos culturales de 40 millones de argentinos.
Llegamos así al final de este segundo Foro por una Nueva Independencia, Capítulo Patagonia Norte. Estamos en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Comahue, universidad que abarca un territorio de más de 900 kilómetros, dos provincias, desde localidades que miran al mar Argentino, a los núcleos urbanos de los valles rionegrinos y neuquino, como a los asentamientos de ciudades de lagos y próximos a la Cordillera de los Andes. Las voces de toda nuestra diversidad nos atraviesan. Están presentes en el símbolo que da nombre a esta Aula Magna. Salvador Allende. Nos abre un horizonte de sentido desde el cual sentirnos sudamericanos, latinoamericanos en Nequén, en Río Negro y La Pampa.
“…de las provincias unidas de Sud América”, se lee en el Acta de Declaración de Independencia del 9 de julio de 1816 y está escrito en español, aymará y quechua. Las épicas emancipatorias, las pasadas, su legado, las que estamos forjando y las que vendrán, porque somos y queremos ser sus herederos, se fundaron, fundan y las fundaremos sobre el magna vital de la diversidad de sujetos políticos, culturales y sociales que lejos de las prédicas del posibilismo y la resignación, sabemos que para existir debemos elevar todas nuestras voces y tender todas nuestras manos para crear los puentes necesarios para cruzar junto con los humillados y ofendidos de nuestra historia las brechas de las desigualdades que la realpolitik define como los imposibles, los no se puede de la política.
Porque como decía nuestro inefable Madeconio Fernández hay que emaniparse de los imposibles, de todo aquello que nos dijeron que no existía o peor aún, que no debía existir.